
VIII
Tengo las manos desesperadas
ahuyentando lo indócil
como pájaros nocturnos
cien veces zambullidos
en la humedad,
aun más nocturna, de la boca
Y vengo de mí
con melancolía en la sombra
Prométeme también
el desastre del viento
Incorpórame otra vez
a la pobreza del encanto.
VIII
Ho le mani disperate
a scacciare l’indocile
come uccelli notturni
cento volte tuffati
nell’umidità,
ancor più notturna, della bocca
E vengo da me
con malinconia nell’ombra
Promettimi anche
il disastro del vento
Incarnami ancora
alla miseria dell’incanto.